domingo, junio 22, 2008

Exiliados Guatemaltecos se desplazan al sureste mexicano

* Dijeron que si "volvemos a entrar a puros balazos nos van a sacar": señala un habitante de Nueva Esperanza

* Aquí era "Nueva Esperanza", pero de Esperanza no quedó nada


Luis Manuel López,
EnviadoTenosique, Tab., 17 Jun (Notimex).- Un grupo de familias procedentes de Guatemala buscó refugio en Tenosique, Tabasco, después de que su aldea, presuntamente asentada en una reserva ecológica protegida, fuera desalojada e incendiada por el Ejército y la Policía Nacional de ese país, informaron organizaciones defensoras de derechos humanos.


La población de Nueva Esperanza, ubicada a un kilómetro de los límites de Nuevo Progreso, Tenosique, fue reducida a cenizas el pasado 23 de mayo.Ahora, sus habitantes desplazados están a la espera de que la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) emitan su dictamen migratorio que garantice su estancia en territorio mexicano en calidad de "refugiados".


La Comisión de Derechos Humanos en Tabasco (Codehutab), alertó sobre la vulnerabilidad y las condiciones de las más de 58 familias Guatemaltecas y exigieron a las autoridades migratorias se les garantice el derecho de refugió en México.


"La ACNUR no le dio la seriedad debida a este caso, ellos no los consideran grupos vulnerables, pues consideran que para ello es necesario que haya víctimas", dijo a Notimex Efraín Rodríguez León, asesor Jurídico defensor de derechos humanos.


En Nuevo Progreso, decenas de familias, entre ellos niños, ancianos y mujeres embarazadas deambulan con hambre y enfermos cruzan a sus hogares destruidos en territorio guatemalteco a recuperar lo poco que quedo de sus cosechas.


Los campesinos guatemaltecos y los niños que se esconden entre la selva y la zona devastada reflejan en sus rostros el miedo y la incertidumbre de que las autoridades de ese país, regresen y cumplan su amenaza de muerte.


"Dijeron que si volvemos a entrar otra vez a puros balazos nos van a sacar, vivos o muertos vamos a salir porque un palo vale la vida de 10 personas, eso nos dijeron", señaló José Choj Choc, habitante de la desaparecida comunidad guatemalteca, Nueva Esperanza.


Los refugiados desplazados viven con familias mexicanas en el poblado de Nuevo Progreso, donde reciben un poco de alimento y ropa, algunos presentan signos de debilidad y otros se encuentran enfermos mientras que unos más en condiciones muy graves improvisaron campamentos y duermen a la intemperie.


La ACNUR y los organismos defensores de derechos humanos en México detectaron en los refugiados problemas de salud en unas 60 personas, de esas 32 son niños que oscilan entre los 3 meses y 10 años de edad.
"Las principales enfermedades son dermatitis -infecciones en la piel- mucha fiebre debido a que viven y duermen a la intemperie, bajo lluvias intensas, esos los ponen en alto grado de vulnerabilidad, no tienen suficiente alimentos ni recursos… nos llama la atención que la gran mayoría son niños y mujeres embarazadas", detalló.

En Nuevo Progreso, la población desapareció, no hay casas y si existieron sólo quedaron cenizas y láminas como mudos testigos de la violencia; una iglesia y una escuela fueron derrumbadas con motosierra y después incendiadas."

Aquí era Nueva Esperanza, pero de Esperanza no quedo nada, sólo destrucción, vino el ejército nacional y le echó fuego", señaló Carmelo Pérez, un campesino guatemalteco.

Un ingrediente más de este crudo episodio, es el caso de familias separadas por el Instituto Nacional de Migración (INM), que ese día aseguró y deportó a más de 100 personas, entre ellos niños y mujeres.

"Los engañaron, Migración cometió un error inhumano al deportar a muchas familias hacia las Mesillas, Tapachula, en lugar de dejarlos por el Ceibo, eso ocasionó que se dividieran y anden perdidos sin un peso en la bolsa", agregó el representante de Codehutab, Efraín Rodríguez.

Un informe de la Secretaria de Medio Ambiente del Gobierno de Guatemala asegura que la población destruída y otras poblaciones pendientes depredan el parque nacional "Sierra del Lacandón" con una extensión de 202 mil 865 hectáreas ubicada al oeste del Petén.


Es considerado el segundo parque de mayor importancia formado por un ecosistema de gran valor ecológico y cultural, área declarada parque nacional en 1990.


"Esta importante reserva natural es amenazada por la usurpación de grandes extensiones de tierra por parte de agricultores que se presume son utilizados por narcotraficantes como mano de obra barata para hacer trabajo de campo, abriendo brechas y caminos en la selva" según un informe del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales.


El documento cita al defensor de la naturaleza y administrador de la "Sierra del Lacandón", Javier Márquez, quien estima que cada familia ocupa en 30 y 40 hectáreas de esas tierras como resultado de la depredación de la mayoría de faunas que son comercializadas al igual que las maderas preciosas y otros recursos naturales.


Para el sacerdote Fray Blas Alvarado, representante de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) y de la Liga Mexicana por los Derechos Humanos, el desalojo violento no fue la forma adecuada."Si en verdad estaban en una zona de Protegida, deberían ser llamados a negociar y reubicarlos pero no tratarlos así, no es la forma adecuada el desalojarlos violentamente", afirmó.


A decir de la población guatemalteca agredida y de los organismos defensores de derechos humanos, la persecución del Ejército Guatemalteco, es ya un conflicto internacional, al invadir territorio mexicano frente al ejército mexicano que protegió a los refugiados.


"Al momento de que el ejército de Guatemala invade Territorio Mexicano, el ejército de México pudo haber actuado; sin embargo, se contuvo para evitar una situación crítica de alcance internacional; con tal de detener a estos campesinos ingresaron por lo menos 50 metros violando la soberanía nacional, los pobladores hablan mucho de la prudencia del ejército mexicano y de su buena fe al protegerlos", dijo.


Los desplazados guatemaltecos solicitaron a las autoridades mexicanas su apoyo para regularizar su estancia y posible reubicación en poblaciones mexicanas y agradecieron la buena voluntad de los habitantes de Nuevo Progreso, México, por el apoyo brindado durante su crisis humanitaria.


"Estamos alegres, desearíamos ser mexicanos pero lastima que no podemos… En Guatemala lo único que hay es crisis y masacre, lo que necesitamos es el apoyo de México en un dado caso que ya no podamos estar en Guatemala, que nos dejen vivir aquí", dijo Mario Jesús Galicia, refugiado.


Las ONG isolicitaron al gobierno federal a que ordene la intervención del INM y la Comar para verificar in situ las posibles solicitudes de refugio y evitar la deportación de los guatemaltecos.En caso de que las personas no quieran solicitar la condición de refugiado, indicaron, se debe considerar la posibilidad de una regularización migratoria por razones humanitarias, para evitar la deportación a una situación de riesgo en su país si no existen condiciones para su regreso.


Finalmente, solicitaron garantizar la asistencia y protección de los desplazados dando prioridad a la integridad física y seguridad de los pobladores, el suministro de alimentos y medicinas y el cumplimiento de otras necesidades básicas, como atención médica, educación y la instalación de un albergue.