* Sacerdotes abandonan a la iglesia, dejan a un lado el celibato para emprender relaciones sentimentales
* En menos de 6 años, 5 sacerdotes han
dejado la sotana, uno de ellos, ya es padre, pero de un niño menor de un año.
Sonia López Cruz
Acento (nota publicada en el Diaro El Heraldo de Tabasco)
Sonia López Cruz
Acento (nota publicada en el Diaro El Heraldo de Tabasco)
En menos de 6 años, cinco sacerdotes de la iglesia católica optaron por dejar el celibato, echando a un lado las sotanas para contraer matrimonio, ante el asombro de los fieles y el “dolor” de la diócesis, que reconoce que la falta de fe y las tentaciones han quebrantado a sus guías.
A 128 del aniversario de la fundación de la diócesis, la iglesia católica estatal vive una de las etapas más dolorosas de su historia, al perder a un número significativo de clérigos, sin que nada pueda hacer al respecto.
Ante este hecho, la diócesis del estado se mantiene un tanto hermética. En su momento, el obispo de Tabasco Benjamín Castillo Plascencia, consideró como “doloroso” que los pastores hubieran perdido el camino, he incluso precisó que por ello, habría que replantearse la tarea evangelizadora y el cuidado en la selección de la vocación sacerdotal.
Por su parte, el vocero de la diócesis y ex rector del Seminario mayor, Denis Ochoa Vidal, consideró que la situación de la diócesis muestra la humanidad (debilidad) de sus pastores, y la falta de un trabajo en el acompañamiento de la tarea pastoral de los sacerdotes jóvenes, quienes están más expuestos a la “tentación”.
En base a las investigaciones del Heraldo de Tabasco se pueden documentar cuatro de los cinco casos, tres de ellos, ocurrido en el municipio de Macuspana, uno más en la región de la Chontalpa.
En entrevista, el responsable de la Curia de Justicia de la diócesis, Adelaido Jiménez, reconoció que en los últimos años la diócesis ha perdido a más de un par de sacerdotes, quienes por sus actos ya no pueden ejercer el ministerio sacerdotal, sin embargo, atribuyó esto a un fenómeno mundial, del cual Tabasco no está exento.
“No hay que ignorar que el medio en que nos movemos es fuerte el ambiente, nuestro mundo está muy acelerado, tiene cosas muy buenas en todos los campos, pero el ambiente que nos ha invadido, el secularismo, de darnos gusto, hay tanta oportunidad, se va disipando y también nos afecta a nosotros los sacerdotes, si nos afecta el ambiente, tantas cosas, y no hay que negar que pues ni modo, hay que sufrir las consecuencias de un mundo materializado y poco espiritual, también, porqué no decirlo. Si nos vaciamos del señor de su gracias, pues donde esta la fuerza para mantenerse firme, fácil cae uno, y pues sí ha habido sus deserciones y eso es un fenómeno que nosotros nomás hemos vivido, pasa también en otras diócesis ”, precisó.
Entre los sacerdotes que han abandonado el ministerio del altar destacan Adalberto Pérez Hernández, Rubén Mejía Pacheco y Antonio Cepeda Salazar, este último ex catedrático del seminario mayor.
En el primero de los casos, el presbítero diocesano estaba asignado a la Parroquia San Fernando Rey, ubicado en el Poblado Aquiles Serdán, en el municipio de Macuspana. Ahí, desde el altar se enamoró de Gloria Amparo Luna Gil, mujer divorciada, por quien decidió colgar la sotana, generando escándalo entre los fieles. Ahora ya es padre de un menor de un año.
Pese al exhorto de la diócesis para que no siguiera dañando a la comunidad, ya que con su presencia lacera la fe de los creyentes, Pérez Hernández ha hecho caso omiso, continuando viviendo en la comunidad ante el asombro del pueblo.
“Lo que nos sorprende es que nuestra gente es muy madura, es muy comprensiva, en otros estados ya se hubiera armado escándalo grande y aquí nuestra gente tiene prudencia, una madurez, una discreción muy grande. Los padres hacemos cada barbaridad y sin embargo, la gente con qué caridad se porta, es un gran valor de la gente. Claro que dá pena que uno dé pie a que haya esas cosas”, reflexionó Jiménez.
El responsable de la vida jurídica del clero en Tabasco, reconoce que este tipo de situaciones ha afectado la fe del pueblo, quienes se ven lastimados por la actuación de los sacerdotes que no han sabido vivir su sacramento.
Dos casos:
* Se enamoró desde el altar, mientras consagraba el vino y el pan
A 128 del aniversario de la fundación de la diócesis, la iglesia católica estatal vive una de las etapas más dolorosas de su historia, al perder a un número significativo de clérigos, sin que nada pueda hacer al respecto.
Ante este hecho, la diócesis del estado se mantiene un tanto hermética. En su momento, el obispo de Tabasco Benjamín Castillo Plascencia, consideró como “doloroso” que los pastores hubieran perdido el camino, he incluso precisó que por ello, habría que replantearse la tarea evangelizadora y el cuidado en la selección de la vocación sacerdotal.
Por su parte, el vocero de la diócesis y ex rector del Seminario mayor, Denis Ochoa Vidal, consideró que la situación de la diócesis muestra la humanidad (debilidad) de sus pastores, y la falta de un trabajo en el acompañamiento de la tarea pastoral de los sacerdotes jóvenes, quienes están más expuestos a la “tentación”.
En base a las investigaciones del Heraldo de Tabasco se pueden documentar cuatro de los cinco casos, tres de ellos, ocurrido en el municipio de Macuspana, uno más en la región de la Chontalpa.
En entrevista, el responsable de la Curia de Justicia de la diócesis, Adelaido Jiménez, reconoció que en los últimos años la diócesis ha perdido a más de un par de sacerdotes, quienes por sus actos ya no pueden ejercer el ministerio sacerdotal, sin embargo, atribuyó esto a un fenómeno mundial, del cual Tabasco no está exento.
“No hay que ignorar que el medio en que nos movemos es fuerte el ambiente, nuestro mundo está muy acelerado, tiene cosas muy buenas en todos los campos, pero el ambiente que nos ha invadido, el secularismo, de darnos gusto, hay tanta oportunidad, se va disipando y también nos afecta a nosotros los sacerdotes, si nos afecta el ambiente, tantas cosas, y no hay que negar que pues ni modo, hay que sufrir las consecuencias de un mundo materializado y poco espiritual, también, porqué no decirlo. Si nos vaciamos del señor de su gracias, pues donde esta la fuerza para mantenerse firme, fácil cae uno, y pues sí ha habido sus deserciones y eso es un fenómeno que nosotros nomás hemos vivido, pasa también en otras diócesis ”, precisó.
Entre los sacerdotes que han abandonado el ministerio del altar destacan Adalberto Pérez Hernández, Rubén Mejía Pacheco y Antonio Cepeda Salazar, este último ex catedrático del seminario mayor.
En el primero de los casos, el presbítero diocesano estaba asignado a la Parroquia San Fernando Rey, ubicado en el Poblado Aquiles Serdán, en el municipio de Macuspana. Ahí, desde el altar se enamoró de Gloria Amparo Luna Gil, mujer divorciada, por quien decidió colgar la sotana, generando escándalo entre los fieles. Ahora ya es padre de un menor de un año.
Pese al exhorto de la diócesis para que no siguiera dañando a la comunidad, ya que con su presencia lacera la fe de los creyentes, Pérez Hernández ha hecho caso omiso, continuando viviendo en la comunidad ante el asombro del pueblo.
“Lo que nos sorprende es que nuestra gente es muy madura, es muy comprensiva, en otros estados ya se hubiera armado escándalo grande y aquí nuestra gente tiene prudencia, una madurez, una discreción muy grande. Los padres hacemos cada barbaridad y sin embargo, la gente con qué caridad se porta, es un gran valor de la gente. Claro que dá pena que uno dé pie a que haya esas cosas”, reflexionó Jiménez.
El responsable de la vida jurídica del clero en Tabasco, reconoce que este tipo de situaciones ha afectado la fe del pueblo, quienes se ven lastimados por la actuación de los sacerdotes que no han sabido vivir su sacramento.
Dos casos:
* Se enamoró desde el altar, mientras consagraba el vino y el pan
* Se burló de la iglesia, le hizo creer al obispo que estudiaba, en tanto, prefería sostener una relación en la clandestinidad
Sonia López Cruz
Acento (nota publicada en el Diario El Heraldo de Tabasco)
Hace cinco años, Adalberto Pérez fue nombrado por el obispo de Tabasco, Benjamín Castillo Plascencia como párroco de San Fernando Rey, lejos estaba el guía del catolicismo y el pueblo de imaginar que el pastor ahí encontraría el “amor” por el cual perder la cabeza, y tiraría el compromiso con su Dios, a quien juró amar por encima de todas las cosas y consagrarle su vida entera.
En junio del año 2006, dejó su parroquia, pues el obispo le había concedido el permiso para irse a la ciudad de México, a estudiar en la Universidad Pontificia la licenciatura en Derecho Canónico, sin embargo, en diciembre del mismo año a la diócesis llegó el rumor de que su pastor a pesar de estar lejos mantenía relación con una persona de su parroquia donde había laborado, sin embargo, los rumores fueron desmentidos por el interesado, no obstante, su solicitud de permiso para suspender momentáneamente sus estudios, confirmaba silenciosamente su duda sobre su consagración sacerdotal.
Tres meses más tarde, el escando estalló, el presbítero había regresado a la comunidad pero para vivir con Gloria Amparo Luna Gil, una joven divorciada y madre de una niña de escasos 7 años.
La comunidad no daba crédito, pues la familia de la “pareja del sacerdote” era servidora del templo, e incluso llevaban la administración de la parroquia.
Así mismo, el obispo no daba crédito a lo ocurrido, y con profunda pena, reconoció -en conversaciones- que uno de sus pastores había extraviado el camino, y lo peor, que había generado un profundo daño a la fe de la comunidad.
En efecto, la asistencia de los fieles al templo disminuyó, e incluso, hubo personas que llegaron a considerar que los sacramentos ( bautizo, matrimonio, unción de los enfermos, etc.) impartido por el ex pastor no tenía validez. Asimismo se especuló, que la relación sentimental fue fomentada desde que él era párroco del lugar, pues constantemente Luna Gil llegaba a visitarlo en su casa parroquial, bajo la excusa de que le llevaba alimentos como parte de la obra de “caridad” con el pastor.
Ante esta situación, la diócesis en más de una ocasión lo buscó a través de algunos sacerdotes, la respuesta fue nula. A pesar de ello, hoy día, Adalberto Pérez no ha solicitado a la diócesis la dispensa del orden sacerdotal, aunque en éstos casos, reconoce el responsable de la curia diocesana, ya no es necesario, pues en automático ha quedado impedido para ejercer el sacramento, aún cuando se arrepienta de su error.
Hoy en día, continua viviendo en la comunidad, suele salir muy poco y cuando lo hace, procura llevar gafas oscuras, gorra y esconderse bajo el polarizado de su vehículo, su pareja por el contrario, suele ir a misa como una “fiel católica”, e incluso a su hijo lo vistió en el mes de diciembre de “Juan Dieguito”, llevándoselo a presentar al pie de la virgen.
* Se arrepintió tardíamente
Sonia López Cruz
El Heraldo
Callado, amigo de sus amigos, un hombre en apariencia entregado a Dios, así era Rubén Mejía Pacheco, presbítero que fuera ordenado el 1 de noviembre de 1999 por el entonces obispo de Tabasco Florencio Olvera Ochoa.
Quizás su vida sacerdotal fue cuestionada desde el momento mismo de su ordenación, pues quienes asistieron a la consagración, recuerdan con precisión cuando el obispo le hizo una corrección en torno al tono de su respuesta al aceptar la vida sacerdotal: “Rubén, la respuesta es Sí, quiero. No si quiero”.
Meses antes de que Olvera Ochoa se fuera de la entidad para hacerse cargo de la diócesis de Cuernavaca, Morelos, el presbítero fue asignado como vicario de la parroquia San Isidro, en el municipio de Macuspana, ahí se relacionó con una joven, lo que le hizo tomar la decisión de pedir la dispensa del orden sacerdotal para poder contraer matrimonio.
La solicitud fue presentada a la Curia de Justicia, quien procedió a enviar la solicitud al Vaticano. Este fue el primer caso al que se enfrento el actual obispo, a su llega a tierras tabasqueñas.
Testimonios de sacerdotes, revelan que en más de dos ocasiones se le solicitó a Mejía Pacheco reconsidera su solicitud, ya que podría estar confundido, sin embargo, la respuesta fue tajante, la decisión estaba tomada.
El ex sacerdote, oriundo de Guanajuato, aseguran, viajó en ese tiempo a su tierra intentado encontrar la paz que había perdido. Ahí, reflexionó y regresó a Tabasco con un nuevo propósito: pedir la cancelación de su documento y una nueva oportunidad para seguir su vida consagrada, en algún otro lugar.
Sin embargo, un día antes del retorno, el obispado recibió una carta del vaticano, a través del cual se le concedía la dispensa de la orden sacerdotal.
“Es algo muy lamentable el caso de Rubén, por lo regular el Vaticano tarde en contestar una solicitud de esta naturaleza, sin embargo, en su caso, la respuesta fue muy rápido. Él venía con la intención de continuar con su vida sacerdotal, se había arrepentido de su error, desgraciadamente el se precipitó en solicitar su dispensa, ahora ya no hay vuelta atrás”, precisó uno de los sacerdotes entrevistados al respecto.
Hoy, de él solo se sabe que regresó a su estado natal y presuntamente está laborando como catedrático en un centro Universitario, según las fuentes.
Caja de datos:
Datos de presbíteros que han abandonado el orden sacerdotal:
· Adalberto Pérez Hernández
Ordenado a la vida sacerdotal el 30 de noviembre del 2001
· Rubén Mejía Pacheco
Ordenado a la vida sacerdotal el 1 de noviembre de 1999
Datos:
La diócesis cuenta con:
· 126 sacerdotes distribuidos en las 56 parroquias
· dos capillas
· dos cuasiparroquia
· el seminario mayor
· mil 500 ermitas
Entre la superstición y la fe
Sonia López Cruz
El Heraldo
El caso del presbítero Adalberto Pérez Hernández, generó un cisma en la parroquia de San Fernando Rey, incluso hay quienes se atreven a dudar del origen real de su relación, y justifican en hecho a poderes sobre naturales que dominaron al discípulo de Cristo.
Así lo señala doña Juana, una de las fieles creyentes, quien comentó que la situación del ex sacerdote pudo deberse a un “embrujo”, pues su actual pareja era quien le llevaba los alimentos a diario, y hay fuertes rumores de que algo le ponía en la bebida.
“El padre se veía muy entregado al altar, era un hombre que decía que en el santísimo sacramento encontraba la fuerza para seguir. Él trabajó muy bien, durante su tiempo la fe creció, pero así mismo se ha ido por su culpa, nunca pensamos que eso pasara en nuestra comunidad”, señala.
Por su parte, la diócesis, reconoce que fue un error haberle dado la gran responsabilidad de llevar una parroquia cuando no tenía ni cinco años de haberse ordenado como sacerdote, pero sobre todo dejarlo sólo, sin la compañía de un sacerdote maduro.
La sorpresiva relación del sacerdote, no sólo ha dejado secuelas en la fe del pueblo, sino que también, ha generado una serie de especulaciones contra la que lucha su actual presbítero Francisco López Cordova.