• Fiebre, principal indicador de infección, que potencialmente favorece esta enfermedad
El 98 por ciento de los casos de meningitis tiene su origen en las complicaciones de una leve o una crónica infección de oídos, garganta o estómago no atendida a tiempo. Esto ocasiona que los microorganismos se diseminen en el torrente sanguíneo, lleguen al sistema nervioso central y afectan las meninges, que son las membranas que cubren el encéfalo y la médula espinal.
La meningitis provoca desde pequeñas crisis convulsivas hasta daños permanentes como son: sordera, parálisis cerebral, retraso mental y psicomotor e hidrocefalia, y en algunos casos la muerte del paciente, señaló la coordinación de pediatría del Hospital General de Zona con Unidad Médica de Atención Ambulatoria (HGZ/UMAA) No. 46 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La fiebre, dijo, es el principal indicador de un proceso infeccioso y potencialmente favorece la presencia de una meningitis. El niño se vuelve irritable, desorientado, llorón y padece de dolor de cabeza, náuseas, vómito, cambios de conducta, somnolencia; conforme avanza la infección se acentúa el deterioro neurológico hasta que produce alteraciones de la conciencia. Un síntoma típico de esta enfermedad es la rigidez de la nuca.
Es frecuente en los menores de cinco años, con mayor incidencia a los seis meses de edad. Al inicio de la enfermedad se puede confundir con una gripa y, en algunos casos mostrar mejoría, pero después –de uno a veinte días- empieza un importante deterioro neurológico.
Agregó que existen factores que facilitan que una infección se complique con meningitis con que el niño sufra de desnutrición, las condiciones o estado de su sistema inmunológico y la susceptibilidad de cada persona.
Afortunadamente, dijo, la mayoría de los niños se atienden a tiempo; en algunos casos solo quedan con leve trastorno de agudeza auditiva, pero su nivel intelectual y desarrollo es normal, como cualquier infante sano.
Los microorganismos que producen la meningitis son virus y bacterias, la de tipo viral son más frecuente y de mejor pronóstico de la bacteriana; la cual constituye una urgencia médica y debe ser tratada con grandes dosis de antibióticos por vía intervenosa, de forma rápida para evitar daños neurológicos, puntualizó el servicio de pediatría del IMSS.