* Previo a la marcha del Orgullo Gay que se realiza en el país cada 27 de junio, la bancada parlamentaria del PRD en el Congreso de Tabasco, presentó la iniciativa que reconoce la diversidad sexual.
Alejandro Valencia Salgado
Acento
El grupo parlamentario del PRD, presentó ayer una iniciativa de ley para prevenir y erradicar la discriminación en Tabasco, toda vez que en materia de respeto a los derechos humanos en la entidad hace falta mucho camino que recorrer y esfuerzos por realizar para ir desterrando las conductas arbitrarias en el ejercicio del poder público.
Alejandro Valencia Salgado
Acento
El grupo parlamentario del PRD, presentó ayer una iniciativa de ley para prevenir y erradicar la discriminación en Tabasco, toda vez que en materia de respeto a los derechos humanos en la entidad hace falta mucho camino que recorrer y esfuerzos por realizar para ir desterrando las conductas arbitrarias en el ejercicio del poder público.
En este sentido, la iniciativa presentada por la presidenta de la Comisión de Equidad y Género, Casilda Ruiz Agustín, enfatizó que todavía siguen cometiéndose diariamente un sinnúmero de acciones y omisiones que lastiman a la sociedad, siendo una de las más representativas la discriminación hacia las personas cualquiera que sea su forma de presentarse, ya que al ser discriminados se les envía un mensaje de que resultan inútiles para cualquier desempeño, provocándoles desencanto y frustración, lo que sin duda tiene relación con el alto número de suicidios que acontecen en el estado.
Por otro lado dijo que la pobreza es también uno de los problemas que genera discriminación y uno de los que más afecta al país y al estado.
Advirtió que el problema de la discriminación, se extiende hacia otros grupos vulnerables como los son: las personas con capacidades diferentes, a quienes se les niega el derecho al trabajo excluyéndolos de la sociedad, los indígenas que por su raza y sus costumbres la sociedad los excluye, las personas adultas mayores que por su edad la sociedad los rechaza dejándolos fuera de los diversos sectores productivos y económicos, sin considerar la experiencia y el dinamismo que tienen. También habló de la discriminación por género hacia las mujeres.
la de los migrantes, que sufren de abusos, engaños, humillaciones y rechazos en otros países y el nuestro, así como en otros estados y el nuestro, con la finalidad de obtener un trabajo para sobrevivir y sostener a sus familias; las personas homosexuales o con diversidad de género que también son entes dotados de los mismos derechos que todos, con toda la libertad para elegir su preferencia sexual.
Refirió que en cuanto la discriminación por capacidades diferentes, en la mayoría de los casos, son excluidos más por un prejuicio social que por algún motivo plenamente fundamentado en sus limitaciones. “Esta exclusión queda más acentuada cuando las discapacidades son graves y las personas que las padecen quedan completamente imposibilitadas para seguir valiéndose por sí mismas”, dijo.
Ruiz Agustín agregó que es poco lo que se ha hecho para que el resto de la población acepte a este grupo como parte de la sociedad con igual dignidad y derechos, pues no se han realizado los esfuerzos necesarios para que la sociedad reconozca la dignidad humana de estos grupos y los derechos inalienables que les corresponden por el simple hecho de ser personas.
Otro aspecto se trata de la discriminación por etnia; en la población indígena se concentran la extrema pobreza y la marginalidad, así como el racismo y el olvido.
Cuando logran insertarse al mercado -puntualizó- su situación es sumamente desventajosa. El 34% de los indígenas ocupados no recibe ingresos. Un 14% recibe únicamente ingresos no monetarios; un 33% recibe menos de un salario mínimo, un 12% recibe de uno a dos salarios mínimos y sólo el 7% recibe más de dos salarios mínimos.
En tanto que la discriminación a las personas adultas mayores; el grupo de la tercera edad es excluido del desarrollo porque en las sociedades modernas e industrializadas se valora la producción, la rentabilidad, la eficacia, la tecnología y el consumismo. En este sentido, la mayoría de las veces el grupo de personas ancianas es excluido, considerándose improductivo, obsoleto y con una participación reducida en las actividades sociales, o bien se le adjudican prejuicios que van de considerarlos incapaces a deficientes, terminando en situaciones de marginación y soledad.
Actualmente no existe una alternativa en la mayoría de los casos para que estas personas tengan una vida digna y una vejez placentera. Las necesidades de los adultos mayores no son comprendidas por el resto de la sociedad. Al no existir una cultura de valores sobre la vejez, a menudo los ancianos sufren situaciones de violencia física, de abandono y de falta de atención a sus problemas.
El 80 por ciento de los ancianos no recibe pensión alguna. La mayor parte de los adultos viven con recursos precarios. La situación de los jubilados es un ejemplo de que las pensiones actuales no garantizan una vejez digna.
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