En México hay casi 40 millones de menores de edad, sin embargo, un gran número de ellos tienen que enfrentarse cada día a problemas que poco tienen que ver con la infancia.
Las condiciones de extrema pobreza en numerosas comunidades del país obligan a los niños a enfrentar la batalla por sobrevivir en un mundo hostil en lugar de dedicar su tiempo a los juegos. El trabajo infantil es uno de los mayores problemas que pueda enfrentar un país, pues implica que la mayoría de los menores que trabajan se vean en la necesidad de abandonar la escuela, lo que los limita en sus aspiraciones a futuro.
Por otra parte, las condiciones de trabajo a que son sometidos los menores de edad son casi siempre de franco abuso hacia ellos, con poca paga y horarios de trabajo poco apropiados. Con frecuencia, los niños y adolescentes que trabajan forman parte importante del sustento de sus hogares, cuando no son el único ingreso. Enfrentar al mundo desde condiciones desiguales deriva en una serie de abusos vergonzosos para cualquier sociedad que se diga respetuosa de los derechos humanos.
Que el mundo exterior sea violento para los niños es lamentable, pero que la violencia contra ellos se ejerza desde sus hogares es por demás preocupante. La semana pasada se presentaron en la ciudad de México el estudio del secretario general de la ONU sobre este problema y el Informe Nacional sobre Violencia y Salud, ambos documentos coincidieron en que los niveles de violencia en México se deben en gran parte a la combinación de las extremas desigualdades económicas y sociales y a la cultura machista que aún predomina en algunos en ciertos sectores.
Las cifras del Informe Nacional sobre Violencia y Salud señalan que de 1979 a 1990 y entre 1991 y 2002, se registraron un total de 7,394 y de 7,351 homicidios, respectivamente, contra niños y niñas menores de 15 años. Tan sólo en el 2005, el INEGI registró un total de 677 muertes por homicidio entre los jóvenes de este grupo de edad.
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) del Distrito Federal recibió un promedio de cuatro casos de maltrato infantil por día entre 2000 y 2002. En casi la mitad de los casos (47 por ciento) la responsable fue la madre, en el 29 por ciento fue el padre, lo que significa que la familia, que debería ser el lugar mejor equipado para proteger a los niños y niñas, se puede convertir en una zona de riesgo para ello.
Como una forma de dar a conocer las diferencias que existen entre los menores de México y en el marco de la celebración del Día del Niño, ayer fue presentado el libro Los Niños de México, conformado por una serie de fotografías de niños de distintas etnias del país.
Mauricio Ramos, Rosendo García Quintos y Vivian Bibliowicz, son los responsables de las imágenes, las cuales buscan contribuir a crear conciencia sobre el respeto que merecen los niños.
Daniel Camazón, representante de UNICEF en México, anunció que este organismo iniciará próximamente un estudio sobre la violencia contra los niños en México, una de las prioridades del programa de colaboración entre el fondo y el gobierno mexicano.
El estudio, al igual que el libro, contará con el apoyo de la empresa Nextel. Se espera que la investigación contribuya al diseño de políticas en beneficio de los niños.
Las condiciones de extrema pobreza en numerosas comunidades del país obligan a los niños a enfrentar la batalla por sobrevivir en un mundo hostil en lugar de dedicar su tiempo a los juegos. El trabajo infantil es uno de los mayores problemas que pueda enfrentar un país, pues implica que la mayoría de los menores que trabajan se vean en la necesidad de abandonar la escuela, lo que los limita en sus aspiraciones a futuro.
Por otra parte, las condiciones de trabajo a que son sometidos los menores de edad son casi siempre de franco abuso hacia ellos, con poca paga y horarios de trabajo poco apropiados. Con frecuencia, los niños y adolescentes que trabajan forman parte importante del sustento de sus hogares, cuando no son el único ingreso. Enfrentar al mundo desde condiciones desiguales deriva en una serie de abusos vergonzosos para cualquier sociedad que se diga respetuosa de los derechos humanos.
Que el mundo exterior sea violento para los niños es lamentable, pero que la violencia contra ellos se ejerza desde sus hogares es por demás preocupante. La semana pasada se presentaron en la ciudad de México el estudio del secretario general de la ONU sobre este problema y el Informe Nacional sobre Violencia y Salud, ambos documentos coincidieron en que los niveles de violencia en México se deben en gran parte a la combinación de las extremas desigualdades económicas y sociales y a la cultura machista que aún predomina en algunos en ciertos sectores.
Las cifras del Informe Nacional sobre Violencia y Salud señalan que de 1979 a 1990 y entre 1991 y 2002, se registraron un total de 7,394 y de 7,351 homicidios, respectivamente, contra niños y niñas menores de 15 años. Tan sólo en el 2005, el INEGI registró un total de 677 muertes por homicidio entre los jóvenes de este grupo de edad.
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) del Distrito Federal recibió un promedio de cuatro casos de maltrato infantil por día entre 2000 y 2002. En casi la mitad de los casos (47 por ciento) la responsable fue la madre, en el 29 por ciento fue el padre, lo que significa que la familia, que debería ser el lugar mejor equipado para proteger a los niños y niñas, se puede convertir en una zona de riesgo para ello.
Como una forma de dar a conocer las diferencias que existen entre los menores de México y en el marco de la celebración del Día del Niño, ayer fue presentado el libro Los Niños de México, conformado por una serie de fotografías de niños de distintas etnias del país.
Mauricio Ramos, Rosendo García Quintos y Vivian Bibliowicz, son los responsables de las imágenes, las cuales buscan contribuir a crear conciencia sobre el respeto que merecen los niños.
Daniel Camazón, representante de UNICEF en México, anunció que este organismo iniciará próximamente un estudio sobre la violencia contra los niños en México, una de las prioridades del programa de colaboración entre el fondo y el gobierno mexicano.
El estudio, al igual que el libro, contará con el apoyo de la empresa Nextel. Se espera que la investigación contribuya al diseño de políticas en beneficio de los niños.
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