sábado, junio 07, 2008

Simulan derecho de periodistas.


* Las jornadas máximas de los trabajadores no son respetados, en el caso de los free lance no tienen derechos a ninguna seguridad social.

* La mayoría de los trabajadores se les contrata de manera verbal o por honorarios y no perciben prestaciones legales
* Actualmente la pretendida reforma laboral que se impulsa en la Secretaría del Trabajo no contempla los derechos de los periodistas a pesar de ser una exigencia de hace muchos años para considerarla.

México Distrito Federal, (CIMAC).- En México ser periodista se ha convertido en una profesión de alto riesgo y con el agravante de padecer la simulación de sus derechos laborales.
Son escasas las y los periodistas que están reconocidos formalmente como tales. La mayoría se les contrata de manera verbal o por honorarios, no reciben prestaciones legales ni tampoco seguridad social. En ocasiones se les impone como condición para ingresar a un centro de trabajo firmar una hoja en blanco, para ser usada en el futuro, como renuncia a sus derechos laborales en caso de despido.
Sobre esta problemática, la periodista Sara Lovera señala: “La labor en medios de comunicación es una profesión mayoritariamente femenina, tan sólo en las carreras de comunicación ronda el 90 por ciento. Sin embargo, nuestra presencia como trabajadoras ha traído la pauperización de los salarios y malas condiciones de trabajo. Somos mayoría, pero los hombres son los propietarios de los medios”.
Las jornadas máximas de trabajo de las y los periodistas no son respetadas ni tampoco el tiempo extraordinario que se les debe cubrir.
La categoría de reportero, a pesar de estar reconocida como “profesión” por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CNSM), sólo lo está teóricamente para quienes laboran en prensa diaria impresa y no para otros medios de comunicación. El salario mínimo profesional vigente en el año de 2008 abarca, dependiendo de la zona económica, de los $148.05, $153.12 y $157.56 diarios.
Hay ocasiones que para evitar cubrirles cuando menos el salario mínimo profesional de reportero se les inscribe en el IMSS como auxiliares o trabajadores de oficios varios reduciendo en tres tantos su salario a $49.50, $50.96 y $52.59 diarios, a pesar de que su trabajo sea de periodista.
Existen casos conocidos de periodistas que con el fin de conseguirse un contrato como sea, al principio ni siquiera cobran salario alguno. Aceptan ser “meritorios” de meses y años, al servicio de muchos jefes y sometidos a intensas cargas de trabajo sin límite de horario.
Otros más, son trabajadores “libres” por cuenta propia, los llamados free lance, los cuales, a pesar de estar en jornadas intensas para lograr la nota relevante, se les compra su trabajo como si fuera un producto de mercado, sin asumir ninguna responsabilidad laboral.
Nadie se hace responsable de ellos si sufren un accidente de trabajo o si son agredidos por la nota escrita o gráfica que se ha difundido.

¿QUIÉNES SON?

La profesión de reportero, según la CNSM se reconoce como aquel “…trabajador que obtiene información de interés general sobre eventos o temas de actualidad a través de la observación de los hechos, de entrevistas a personas vinculadas con los mismos, o a personas de interés de la comunidad. Esta información la ordena, estructura y transmite de manera clara y expedita a la empresa periodística para su revisión y, en su caso, redacción definitiva y publicación.”
Se establece también que el reportero, en ocasiones “es el encargado de elaborar la redacción de la misma nota” (…) “requiere de estar informado sobre los eventos o temas de su trabajo para darles seguimiento.
“En la captura de información puede auxiliarse de grabadoras, taquigrafía o notas y la transmisión la realiza a través de muy distintos medios, que incluyen desde la mecanografía y presentación directa de la nota hasta su envió por medio telefónico, telegráfico, telex o telefax.”
También se considera al “reportero o reportera gráfica de prensa diaria impresa” al que “…entrega al periódico el material fotográfico sin revelar, acompañándolo (…) con los nombres de los personajes o de los eventos que aparecen en los negativos.” Revela e imprime fotografías “…y, en ocasiones, acompaña a su labor un reportero, quien le sugiere o indica el género, estilo, ángulo de la fotografía deseada”.
Está concepción de la y el reportero se encuentra rebasada por la modernización de los medios y la CNSM ni siquiera la ha actualizado.
El gobierno mexicano, tanto federal como las entidades federativas se han desentendido de la protección de los derechos laborales de periodistas. Cuando acuden a las Juntas de Conciliación y Arbitraje sólo encuentran lentitud, corrupción y parcialidad. No hay un Ombudsman que proteja sus derechos.
En forma paralela su organización gremial es muy limitada; está por debajo de otras áreas de producción con apenas el 3 por ciento de filiación sindical. La mayoría de los centros de trabajo tienen sindicatos fantasmas que tienen firmados contratos de protección.
Los periodistas no conocen a sus líderes sindicales, ni estatutos ni su contrato colectivo; sin embargo en el “mundo legal” (el de los papeles) existen expedientes laborales depositados ante las autoridades como si la agremiación sindical y sus contratos fueran auténticos.
Pero habrá de reconocer que la mayoría de las y los periodistas rehúyen la organización sindical porque sabe que ello significará la pérdida de su empleo; prefieren llevar una lucha individual entre sus compañeros para demostrar quién es el mejor, el que más produzca, el que consiga la principal nota, aunque su condición laboral esté en el submundo de la informalidad.
Muchos medios de comunicación sufren el ahogamiento de recursos y la negativa gubernamental de dar publicidad a quienes lo critican. Los cierres de estas fuentes de trabajo están vinculados también a las paupérrimas condiciones de miles de periodistas que buscan un espacio digno de subsistencia.
Actualmente la pretendida reforma laboral que se impulsa en la Secretaría del Trabajo no contempla los derechos de los periodistas a pesar de ser una exigencia de hace muchos años para considerarla.
Los fuertes intereses de los propietarios de los grandes medios de comunicación y la necesidad de tener maniatada la libertad de expresión a través de la afectación de los derechos laborales de los periodistas son los motivos por los que no ha avanzado reforma laboral alguna que acabe con la simulación.

*Manuel Fuentes Muñiz.- manfuentesm@yahoo.com.mx
Abogado, especialista en temas de justicia, profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana.

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