martes, enero 06, 2009

José Frías: Tabasco y su ausencia

José Frías: Tabasco y su ausencia


Antonio Villegas Villamil

Colaboración especial


Hace dos años que José Frías Cerino descansa en la eternidad. Pocas ausencias se tornan tan significativas como la de Pepe Frías, ya sea por su contribución a la memoria del periodismo en Tabasco, por el fomento a la cultura en todas sus facetas, por el activismo político que lo identificó en el último tramo de su vida o por la enorme generosidad que le impidió disfrutar de riquezas materiales en este mundo.

De sobra es conocido que la mejor manera de conocer las virtudes de un ser humano está en que se muera. Los elogios y lamentos llueven por doquiera. Algo más o menos similar le ocurrió a José, quien el 5 de enero de 2007 tornó su muerte en el acontecimiento del día. Esquelas, coronas, comentarios por todas partes, lo de siempre. Aunque muchas de esas voces han seguido el natural camino de ir hacia delante, a dos años de distancia escucho de amigos sinceros las sanas evocaciones y la enorme necesidad que tiene Tabasco por gente del nivel de José Frías.

Para su fortuna, José no pudo ver la terrible descomposición social que existe en Tabasco, la cada vez más acrecentada división entre "los que están a favor y los que están en contra", de todo, por más simple que sea el tema. José, el periodista perseguido por los gobiernos, el periodista ahogado económicamente y el periodista testarudo que hace de la crítica sana el arma de sus ideas, no pudo ver este tiempo tabasqueño de los desastres y el discurso totalizador de estás conmigo o estás contra mi.

Para nuestro infortunio, la ausencia de memorias tan importantes como la de José (Totosaus es otro) ahonda el vacío en la discusión y nos deja sin posibilidad de remitirnos a la historia del estado como referente fundamental. A los periodistas les corresponde la observación y la puntualización constante, que no hay mayor irresponsabilidad con un pueblo que el silencio cómplice.

De la trayectoria. Del orgulloso periodista de raíces indígenas puede decirse que ganó tres veces el Premio Estatal de Periodismo en el género de Entrevista, en Tabasco, y fue reconocido como Valor Juvenil Nacional 1975. En la capital del país fue reportero de Excélsior, Revista de Revistas de Excélsior, El Día y El Sol de México, en su juventud; años después fue jefe de información de la revista Sin Límites, que dirigía Nino Canún, así como jefe de redacción de la revista Tránsito, de la Asociación Mexicana de Directores de Tránsito. En lo regional colaboró como Jefe de Información del Diario de Sotavento, en Coatzacoalcos, Veracruz, y en la Unidad de Información a Medios de Provincia de la Presidencia de la República.

Con respecto a su trayectoria en Tabasco, José Frías Cerino laboró en Presente y Avance, fue subdirector de la Revista La Palabra, director del periódico Vértice y Presidente del Consejo Editorial del periódico El Semanario Tabasqueño.

Luego de treinta años de trabajo en los medios de comunicación, José Frias hizo en 2000 una pausa discreta en su trabajo periodístico –que nunca abandonó del todo, para dedicarse a la promotoría cultural y como asesor en prensa para Arturo Núñez.

En septiembre de 2006, durante el movimiento de resistencia de Andrés Manuel López Obrador, pudo presentar de nuevo su libro "Entrevista para la historia. Andrés Manuel López Obrador. Razón y Pasión", una de las pocas entrevistas en la que el político tabasqueño habló de su vida, su fallecida mujer y sus hijos.

La presentación del libro fue el último acto profesional de José. De ahí, el encierro, la terrible depresión que lo aquejó en diciembre de 2006 y su muerte repentina, cuando el 2007 apenas nacía.

De sus pasiones. De los comentarios de los meses que han pasado desprendo el de mayor identificación: la generosidad. Ya sea por el origen humilde o por una convicción de vida, tal vez una mezcla de ambas, la generosidad de Frías provoca abusos de quienes lo rodean y al final se vuelve sentencia lapidaria, por las preocupaciones económicas que lo aquejan en diciembre de 2006. Algunos acuden al exceso, como aquellos que amparados en el anonimato aún hoy recurren al nombre de José para denostar a quienes Frías tenía como ejemplo y compañeros en esta vida.

Acaso se deba culpar a José de no haber soltado a tiempo las cosas que debía soltar.

Otro aspecto poco referido al hablar de él es el de la promotoría cultural. Amigo de hombres de la cultura, Frías pasó una larga temporada de su juventud y madurez en una larga conversación en redacciones y noches de alcohol, aunque hacia la última década de su vida prefirió la calma de las mesas de café.

Es en esta etapa, entre el 2003 y 2006, que Frías explota su vena cultural en la dirección del Festival Cultural Cárdenas, en el que se rinden homenajes a talentos tabasqueños como el poeta José Tiquet –fallecido un año antes que Frías, a la primera bailarina Olga Rodríguez Luna, al artista plástico Gutemberg Rivero –fallecido posteriormente-- y al muralista José Valeriano Maldonado.

Por la convocatoria de José Frías, acuden al Festival cientos de artistas e intelectuales a las dos ediciones que se hacen.

En ese tiempo, también, se arma de una lealtad inquebrantable con Arturo Núñez, a quien tenía como uno de los hombres más inteligentes de Tabasco y un prospecto natural para la gubernatura del estado. En construir esa posibilidad y argumentar a favor de ella se le iba el tiempo a Frías.

De todo eso, del periodista, del activista político y del promotor cultural, queda la evocación del hombre humilde y enormemente generoso que fue José Frías Cerino, el oriundo de La Loma, su pueblo de Nacajuca del que no salía mucho durante su estancia en Tabasco.

"Cuando yo me muera se va acabar la pobreza de Tabasco", bromeaba siempre.

Si la pobreza persiste, producto del enorme daño que le han hecho a este pueblo, Tabasco es cada vez más pobre por la ausencia de hombres como José Frías Cerino.

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